Distinción "Buena Práctica en Participación Ciudadana" 2025
19 Edición
Estado de Goiás - Auditoría Cívica: Tecnología Social para la Participación Ciudadana y el Control Democrático

La Auditoría Cívica es una tecnología social que promueve el control social y el presupuesto participativo, capacitando a los ciudadanos para evaluar y proponer mejoras en las políticas públicas. Creada en 2012 por el Instituto de Fiscalización y Control (IFC) para el monitoreo de la salud, la metodología evolucionó y comenzó a aplicarse en educación en 2019, dentro del Programa Estudiantes de Actitud (EA) en el estado de Goiás.
Desde entonces, la práctica ha sido una herramienta de compromiso juvenil y fortalecimiento de la transparencia en el sector educativo. En Estudiantes de Actitud, los estudiantes de escuelas públicas realizan auditorías en sus propios entornos escolares, analizando aulas, bibliotecas, comedores y otros espacios. Con base en formularios proporcionados por la Controlaría General del Estado de Goiás (CGE-GO), los estudiantes identifican desafíos estructurales y organizacionales, entrevistan a compañeros, maestros y administradores y, en lugar de solo reportar problemas, planean e implementan soluciones concretas. De esta forma, la práctica combina el aprendizaje teórico con la acción práctica, fomentando el liderazgo juvenil y el sentido de responsabilidad cívica.
Actualmente, la Auditoría Cívica se aplica en 7 estados, 283 ciudades y 1.085 escuelas, beneficiando directamente a 44.950 estudiantes. Su implementación contribuye a la institucionalización de la democracia participativa, fortaleciendo la cultura del control social y acercando a los ciudadanos a la gestión pública. Además de proporcionar transparencia y participación activa, la práctica se ha consolidado como una herramienta eficaz para involucrar a los jóvenes en la fiscalización de los recursos públicos. Con una metodología estructurada y fácil de replicar, la Auditoría Cívica ha impactado a escuelas y comunidades, transformando la relación entre los ciudadanos y el gobierno. A lo largo de los años, la práctica ha demostrado ser un modelo sostenible de participación ciudadana, demostrando que la educación puede ser un motor para la transparencia y la mejora de la gestión pública, formando ciudadanos más críticos y comprometidos con el fortalecimiento de la democracia.

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