Distinción "Buena Práctica en Participación Ciudadana" 2025
19 Edición
Santa Lucía de Tirajana: Escuela de Colectivos ECO

Érase una vez un municipio en el que los vecinos y vecinas soñaban con un futuro en el que sus voces fueran escuchadas y tenidas en cuenta. Sin embargo, aunque querían implicarse en la vida pública, muchos desconocían cómo hacerlo o qué herramientas tienen a su alcance.
La concejala y las técnicas de participación del municipio, conscientes de esta realidad, decidieron que era momento de dar un paso adelante. Pensaron en crear un Reglamento de Participación Ciudadana, pero sabían que, en muchos otros lugares, estos procesos eran complicados y desalentadores, pues pocas personas querían involucrarse en la redacción de una norma. Fue entonces cuando surgió la idea de la Escuela de Colectivos "ECO", un espacio abierto, diverso e inclusivo, en el que la ciudadanía pudiera aprender sobre temas que realmente le interesaban, mientras se tejían lazos y se fortalecía la comunidad.
Así nació "ECO", un espacio de aprendizaje inclusivo en el que vecinos y vecinas, asociaciones de mayores, ecologistas, vecinales, colectivos de mujeres, de Infancia y juventud, o de personas migrantes, compartían inquietudes y conocimientos. No se trataba solo de sentarse a escuchar, sino de vivir la participación a través de talleres dinámicos y formaciones prácticas. Se hablaba de cómo mejorar el trabajo en los colectivos, cómo fortalecer lazos con otras asociaciones o cómo relacionarse digitalmente con la administración.
A lo largo de los 14 talleres, lo que comenzó como un espacio de aprendizaje se convirtió en una comunidad viva y comprometida. Se gestaron amistades, se fortalecieron alianzas y, sin darse cuenta, los participantes fueron tomando un papel activo en la vida del municipio. Cuando llegó el momento de redactar el reglamento, ya no era una tarea árida y distante, sino el siguiente paso natural en un camino que habían recorrido juntos.
Así, el municipio logró algo excepcional: un reglamento verdaderamente participativo, diverso y representativo. Pero la historia no terminó ahí. Gracias a la ECO, se consolidó un grupo de ciudadanos y ciudadanas comprometidas que, se hicieron ECO de lo aprendido y lo llevaron a sus asociaciones, barrios y comunidades. La semilla de la participación había sido plantada, y su fruto era una ciudadanía más activa, empoderada y consciente del poder de su voz. Y así, la historia de la participación en el municipio continuó floreciendo, porque cuando las personas se sienten parte del cambio, el cambio se vuelve imparable.

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